Parecía un día normal; o al menos así había empezado: me levanté un poco tarde; tuve que apresurarme para poder estar listo a tiempo; alistarme; caminar hacia el trabajo; nada extraordinario parecía suceder aquella mañana.

Llegué al trabajo; y una montaña de papeles me esperaba en el escritorio; tal vez me equivoqué, tal vez no era un día normal; sino uno pésimo. Aquel montón de trabajo sólo había una forma de hacerle frente: café.

Enseguida me enrumbo a conseguirlo, paso por la recepción y veo algo que llama poderosamente mi atención; sin embargo, es mucho lo que debo hacer y nada debe desviarme de mi objetivo: conseguir de ese preciado líquido que me permitirá alcanzar mi principal objetivo del día: sobrevivir. Feliz porque ya estaba listo; tomo una taza y me devuelvo hacia la oficina; donde aquella montaña de trabajo me espera incansable. Al pasar nuevamente por recepción; ese algo que llamó mi atención se convirtió en un alguien; ante mí tenía la persona más linda que mis ojos habían visto; me sentí en el cielo y ella un ángel que salía a mi encuentro. ¿Qué pasó? ¿Cómo morí? ¿Por qué llegué tan rápido aquí? “Hola, mi nombre es Julia y desde hoy trabajo aquí” “Ho-o-la Julia, encantado de conocerte; yo soy Augusto; y estoy a tus órdenes. Pero disculpa que ahorita tenga que irme rápido; tengo un cerro de trabajo acumulado en mi escritorio” “No te preocupes, que tengas un buen día” Nuevamente me había equivocado; aquel estaba lejos de ser un día normal; aunque ahora también estaba lejos de ser pésimo. Ese día, el sol brillaba aún más; parecía competir con Julia para ver quien era más radiante y hermoso; por supuesto que el sol perdía.

La mañana transcurrió con enorme alegría a pesar de tanto trabajo que tenía pendiente; esto debido sin lugar a dudas, a la motivación especial que sentía al esperar la hora de almuerzo: probablemente allí estaría ella y tendría la oportunidad de conocerla un poco más.

Ese almuerzo fue el mejor en los cuatro meses que llevaba en aquel empleo; se dio cuente que Julia era aún más especial de lo que parecía, que siempre tenía una sonrisa en su rostro, y que el brillo que tenía en la mañana no parecía apagarse en todo el día. Supo además que hacía poco había llegado a la ciudad y que estaba viviendo temporalmente cerca de su casa; probablemente como a un kilómetro de distancia. La tarde de hoy será especial, pues su motivación para terminar su trabajo temprano era enorme: hoy se irían juntos; no sabía cuál de los dos se despediría primero, pero imaginarse teniendo la oportunidad de caminar con ella, sin nadie alrededor, que podría seguirla conociendo y obtener más detalles de su vida, le ilusionaba de forma terrible y lo motivaba para todo lo que quedaba de la tarde.

5:00 p.m.

  • Uff, que día tan cansado; ¿estás lista?
  • Sí claro, dame unos cinco minutos para terminar de recoger mis cosas.
  • Ok, voy a ir al comedor; ahora vuelvo.

Cinco minutos, 300 segundos para pensar de qué le hablará, qué le contará, qué le preguntará. Nunca ha sido bueno conversando con nadie; pero del día de hoy tiene un buen presentimiento; todo ha salido maravillosamente; ella es hermosísima y su personalidad es genial; nada puede salir mal. De repente lo asalta la duda y sus ánimos caen por el suelo: siendo tan guapa, inteligente y especial; probablemente tenga novio; siendo así: ¿qué esperanza podría tener él? No vale la pena, tal vez deba decirle que le entró una llamada urgente y que debe irse para el otro lado de la ciudad; sí, eso debe hacer; así evita ilusionarse más y sufrir más. Lo ha decidido; empieza a caminar hacia donde ella; pero en eso se da cuenta que ella viene hacia él.

“Te iba a buscar” dicen los dos a la vez y ambos ríen ligeramente por esa coincidencia. Estando ambos listos, él no se atrevió a decirle nada; y empiezan a caminar hacia la salida de la oficina. Por su cabeza pasan enormes ganas de huir, de no intentar nada, pero ya va de camino; ya no hay nada que pueda hacer. Un aire cargado de negatividad a su alrededor se convierte en tristeza en su interior; sin imaginarse ni remotamente lo que estaría a punto de ocurrir.

5:30 p.m.

Ha sido una plática muy amena, ambos han reído bastante, han compartido detalles básicos de sus vidas; la negatividad que él tenía acerca de sí tenía novio o no; sigue presente, pero al menos ya le tiene un poco más de confianza; ya está seguro de que ella es una muchacha amable, y que le gustaría intentar algo con ella; pero primero debe averiguar ese pequeño detalle de su vida. Al llegar a la entrada de una calle sin salida; donde sólo hay varios locales comerciales y al final una serie de apartamentos de alquiler; ella toma la palabra y dice:

  • Al parecer la primera que se va soy yo; vivo por aquí; hasta luego.
  • Jajajaja, no me lo puedo creer.
  • Qué cosa?
  • Somos vecinos!!! Vives en La Hoja, verdad?
  • Cómo lo supiste?
  • Son los únicos apartamentos por aquí y yo también vivo ahí.
  • Pues vaya casualidad, hoy conocí no sólo a un compañero de trabajo, sino también a un compañero de piso; eres toda una caja de sorpresas; quién sabe de que más vamos a resultar compañeros.

Definitivamente no tenía idea de lo que decía y menos de lo que el futuro les tenía preparado para los próximos días.

Juntos se dirigieron a la entrada de los apartamentos; él abrió el portón principal y ambos se despidieron y luego se dirigieron a sus respectivas piezas; sin lugar a dudas, este no fue un día normal; y claramente estuvo lejos de serlo. El destino algunas veces se las ingenia para convertir el día que parece más normal en uno sencillamente extraordinario; y ¡vaya forma en que lo ha hecho hoy!