El mundo de mi mente
Juan era un muchacho como cualquier otro; a sus 21 años había terminado el colegio; estaba estudiando una carrera universitaria; no era particularmente brillante en sus estudios; pero amaba lo que estudiaba y eso le valía para soportar las materias más aburridas que tenía que estudiar. Había tenido tres novias; dos de sus relaciones tampoco habían sido particularmente especiales: una había sido en su época de colegio; desde noveno hasta undécimo; otra en el primer año de universidad pero sólo había durado un mes. En cambio la tercera, esta sí que era especial: era una chica hermosa, especial; llevaban juntos ya casi un año; pero estaban dispuestos a llevar su relación hasta el altar; o al menos eso es lo que ambos decían.
Parecía un día normal; o al menos así había empezado: me levanté un poco tarde; tuve que apresurarme para poder estar listo a tiempo; alistarme; caminar hacia el trabajo; nada extraordinario parecía suceder aquella mañana.
Regularmente la vida presenta ante nosotros decisiones que tenemos que tomar. Estas pueden ser de todos tipos: pequeñas o grandes, fáciles o difíciles, individuales o en conjunto, algunas que me afectarían sólo a mí y otras que afectarían a varias personas a mí alrededor. Sin duda las decisiones están presentes en cada momento de nuestra vida.